pulsaciones sobre mis cuerdas, que despierten los sonidos de mi alma dormida.
No han llegado otras manos que tomen mi mástil con tanta energía, como dulzura,inigualables a tus manos benditas.
No han llegado otras manos que tomen mi mástil con tanta energía, como dulzura,inigualables a tus manos benditas.
Me he vestido de silencio y preguntas, que en mi interior resuenan, como acústico dolor y espera. Es un sueño largo del que no despierto, seguir en este rincón, a veces de luz, sombras y oscuridad, en el que siempre te espero, y a él no te veo llegar.
Y a mi alma nadie ve, tampoco extrañan, sólo soy aquella guitarra que a tus manos interpretó, a través de mi encantada apariencia, lo que Dios te regaló. Un Don.
Y al igual que tu vida, los tonos de menor a mayor, contentos volvías con aquel sonido que a veces acompañaba tu voz. Así éramos tu y yo; amantes, amigos, cómplices del dolor, de alegrías, esperanzas y amor. ¡Y tantas te amaron cómo yo!
Cuántas tertulias, risas, bromas y también quejas. Cuántas otras voces que nos acompañaban, más ellas siempre se silenciaban, cuando con magia conmovedora de tus manos en mí despertabas los sentimientos más humanos.
Toda clase de sentimientos se entremezclaban, orgullosa siempre a tu lado, dónde fuere, dónde quisieras, a dónde me llevaras.
¿Qué acordes, cuál sonido, cómo fue tu voz, la última vez que me abrazaste?
Tu despedida no fue para mí, sin embargo, olvidaste llevarme contigo, egoísta amigo, amante desleal, me has dejado, me has abandonado y después de tanto tiempo, cuenta me he dado. ¡No fue mi encanto suficiente razón para seguir juntos!
Y fuí una vez más tu cómplice, sin adivinar que esa noche te marcharías, dejándonos a mí y a toda alma que te quisiera esta gran pena.
¡Soy yo! Guitarra celosa_quién te sigue esperando, mi alma no es como la de ellos, humana.
¡Soy yo! Guitarra celosa_quién te sigue esperando, mi alma no es como la de ellos, humana.
A nadie le importan ya mis cuerdas, ni mi graciosa figura de hembra, que esconde en su agujero los recuerdos de tu risa melancólica, y tus palabras a veces profanas, y siempre incomprendidas.
Yo te sigo esperando, a que vengas y me tomes, y con tus manos pulses nuevos acordes, de esos que no se escuchan en la tierra.
_Guitarra egoísta y celosa_cada vez que tus lágrimas enjugaban mis cuerdas, llorabas por otras.
No era a mí, no era yo, pero que importa, aún te sigo esperando.
Y son solo rosas, las que suavizan con su aroma y sutileza esta espera.
Hasta aquel día, en que llegues como un alma en pena,desolada también porque dejaste en mí tu alma entera.
Guitarra engreída, guitarra dolida, no sufras más. JorgeAmado no volverá.
_Guitarra egoísta y celosa_cada vez que tus lágrimas enjugaban mis cuerdas, llorabas por otras.
No era a mí, no era yo, pero que importa, aún te sigo esperando.
Y son solo rosas, las que suavizan con su aroma y sutileza esta espera.
Hasta aquel día, en que llegues como un alma en pena,desolada también porque dejaste en mí tu alma entera.
Guitarra engreída, guitarra dolida, no sufras más. JorgeAmado no volverá.
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